
Sabes de que color son los pingüinos y a que huele el agua de mar, sabes como se ve la tierra desde el infinito y cuantas mentiras caben en un instante. Y yo aun pretendo sorprenderte con el tacto de la arena o la luz de una vela.
¿Qué puedo decirte que no te hayan contado ya?
Si sabes como acaban los imperios, y las revoluciones, y los bailes agarrados cuando nos brilla el alcohol en los ojos. Si ya has visto por la tele lo que le sigue al amor. De madrugada emiten en blanco y negro monográficos de soledad, esa que has leído en tantos labios, que has oído en tantos versos.
Ya has escuchado este blues, sabes como suena la cuerda tensada y el grillete apretado. ¿Qué sentido tiene insistir?
Insistir en la luna, en el viento, en la muerte o el miedo. ¿Para qué?
¿De verdad te puedo sorprender?
¿A ti? Que sabes que ya no quedan dioses, que has visto morir la integridad y alzarse sobre su cuerpo aun caliente el valor del cinismo. Pero si has perdido la fe en la reencarnación e incluso en el libre mercado... ¿Con que cantinela te vengo? ¿Con que regalo te desconcierto?
Si han puesto a tus pies el mundo, lo sagrado y lo convulso, todo lo imaginado, lo robado. Mirra, incienso, oro y un Ipod.
¿Hay algo que no haya dicho Sartre, o Lorca, o Dylan, o Lennon? ¿Obviaron algún detalle Scorsese, Kubric, Coppola o Goya?
¿Qué fuerza desentrañable? ¿Qué pecado irredento? ¿Qué insulto? ¿Qué duda?
¡Dime, joder!
Pídeme una historia, o regálamela; exígeme una canción o un dibujo hecho con el pie. Muéstrame un centímetro del mundo, de tu mundo, de tu piel, que aun pueda corromper. Pisar, perder, manchar y luego buscar para volver a perder.
Dime qué decir, cómo hacerlo, para qué.
Si todos los pequeños pasos están dados, y de los grandes pasos es mejor no hablar, porque parece que sólo sepamos darlos hacía atrás. Si sobran canciones de amor en el mundo, y nos falta tanto amor en vena. Si nos sobran derechos y nos faltan obligaciones. Si por mucho que cambien los tiempos, todo se queda igual.
Y que más da, si a fin de cuentas la película siempre ha sido la misma. Tú nombre ha salido en letras grandes en el cartel y yo he estado encargado de escribir el remake.
¿Y a quién va dirigida toda esta salva?
ResponderEliminarBueno, hay dos cosas que me han encantado. Una, el texto mismo, una historia de amor, o de deseo o de desesperación. Esos giros que das, esa poética vestida de prosa.("De madrugada emiten en blanco y negro monográficos de soledad, esa que has leído en tantos labios, que has oído en tantos versos.")
Y luego, la duda: si ya está todo dicho, si cuando pisas una gran biblioteca sientes el terrible peso de la historia, qué te voy a contar?
Ni la más remota idea. Aunque contar, pienso, contar desde la óptica de uno, ya es un puntazo, con Ipod o sin él.
Un abrazo.
Yo creo k el amor, tanto el k viene de puntillas como el k te sacude como un huracan, te sorprende siempre... Así k tranki, k fijo k aun puedes hacer algo...
ResponderEliminar;-)
Pues ciertamente Igor, y es algo que me preocupa, no va dirigido a un rostro concreto, a un nombre de tres sílabas, que como decía Nabokov pueda degustar cada vez que pronuncio. Es sólo el miedo,la duda (que como dices tú, a veces no está de más), es el: ¿Y cuando llegue que?. Pero me alegra mucho que te guste, creo que los giros y la poética hacen mucha falta.
ResponderEliminarY Olivier, tienes toda la razón de mundo, o te pilla de sorpresa o lo ves venir y sabes que no lo vas a poder esquivar. Algo podremos hacer... y que Dios reparta suerte.
Un abrazo a ambos.