jueves, 1 de julio de 2010

Las águilas no cazan moscas.




Me ladran los charcos, que se creen perros, con el aroma a mojado y el lomo manchado de pisotones de quienes por ellos no velan.

Yo les bufo, y erizo los pelos del cogote, pero tampoco sirve para nada, porque no soy un gato, por mucho que vaya y venga, por mucho que mire curioso y ladee la cabeza, por mucho que me lama las heridas, por mucho que saque las garras y acorrale a alguna rata de vez en cuando.

Me ladran los coches, que se creen lobos, corriendo salvajes en manada, deteniéndose bajo lunas coloridas a las que aúllan.

Yo paso volando delante de ellos, intentando evitar su dentellada de acero, pero no sirve de nada, porque no soy un cuervo, aunque a menudo gruña, aunque juntándote conmigo aspires a quedarte tuerto, aunque mi cabeza se pierda entre nubes algunos jueves sueltos. Yo no como carroña.

Aunque todo llegará, porque me ladran unos muchachos, que se creen hienas, que rodean a un pobre-joven antílope, que vacía sobre sus garras las propias entrañas.

Yo de dos saltos me pierdo, que aun no quiero ser carroña, pero no sirve de nada, porque yo no soy una gacela, pero admito que a menudo brinco en manada, admito que si me encelan suelto un par de buenas cornadas, admito que me siento presa a menudo y sobre todo admito que antes de dejarme los cuernos en lucha perdida, yo, más prudente que valiente, emprendo retirada.


Vivo en una jungla. Soy un mal bicho.


No paso de ser un Ecce Homo con ascendencia de Neanderthal.




* La foto es de Silvia Duarte, estudiante de artes, si vives en Zaragoza raro que no la conozcas y quieras... Estupenda chica y maravillosa fotógrafa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario