domingo, 14 de marzo de 2010

El tiempo es una tormenta en la que todos nos perdemos

No hay más puertas que las que cohíben mi mente,

No hay más cerrojos que los inventados por mi alma,

No tengo más asíntotas que las prohibiciones de mi moral:

Laxa.

No quiero más sábanas, que el invierno,

Ni más almohadas, que el resguardo de tu pelo

Y si me viene de repente el miedo,

Que me pille confesado y a cubierto.

Pelos encrespados,

Un susurro del viento,

Lagrimas de cebolla,

Cielo negro de mis mantas...

Y a fuera, la tempestad que trona.

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